Polarización Cero: CQ Radio
El Servicio que la Radioafición Representa
El desastre del Tsunami en aguas del Océano Índico en diciembre de 2004, los ciclones tropicales sobre las islas del Caribe y costa sudoriental de EEUU o los incendios en Australia han sacado a flote recientemente en los medios de comunicación los servicios que la comunidad de radioaficionados presta a la sociedad en situaciones de emergencia. No parece sino que el mundo se da cuenta que existimos –aparte de cuando “salimos” por cualquier electrodoméstico mal fabricado o mal instalado cuando, y sólo cuando, usamos de nuestros conocimientos y de nuestros modestos equipos para, literalmente, “echar una mano” a las autoridades si éstas se ven desbordadas por los acontecimientos.
Cuando escribo esta página se está celebrando en Tampere (Finlandia) la GAREC 2005 (Global Amateur Radio Emergency Communications Conference), cuya presidencia ostenta Hans Zimmermann, F/HB9AQS, nominado por la IARU Coordinador Internacional para Comunicaciones de Emergencia. La Conferencia pretende explorar todos los aspectos de las comunicaciones de emergencia por radioaficionados y preparar una proposición a presentar a la IARU en la próxima Conferencia Mundial de este año que consolide los acuerdos adoptados en la Convención de Tampere de 1998, que entró en vigor en enero pasado y que eliminó en gran parte los obstáculos que las
Administraciones nacionales oponían a la libre circulación de operadores y equipos de radio para operar en áreas bajo situación de desastre.
No parece que nos demos cuenta de que, como dice Zimmermann en un comunicado de la IARU, los radioaficionados estamos gozando de un status internacional de “servicio”; en efecto: nuestra licencia no es un permiso administrativo de ámbito local ni un “carnet” que da derecho a instalar un poco de “ferretería” en la azotea. El Servicio de Radioaficionados, tal como está definido internacionalmente es exactamente eso, un Servicio, con mayúsculas, y que goza de privilegios, igual que el Servicio Marítimo o el Servicio Aeronáutico.
Y esos privilegios incluyen el uso de segmentos del espectro de radio y la protección contra interferencias indebidas, protección no siempre ejercida por quien debería hacerlo. Deberíamos ser, pues, muy celosos de esos privilegios y defenderlos enérgicamente ante cualquier intento de recortarlos por parte de cualquier grupo de presión o de acciones, incluso de miembros de nuestra propia comunidad, que tiendan a menoscabarlos. El uso abusivo de las bandas, el lenguaje soez, las infracciones a la normativa o el comportamiento antideportivo son piedras que nos lanzamos al propio tejado.
Cuando, a consecuencia de un desastre natural, se nos pide colaboración en materia de radiocomunicaciones, pocos se dan cuenta de que si un operador de radio es capaz de establecer un enlace fiable con medios escasos, es porque mucho antes y durante mucho tiempo ha tenido repetidas oportunidades de ensayar esos medios y evaluar sus propias capacidades.
Toda acción dirigida, voluntaria o inconscientemente, a mermar esas oportunidades, puede redundar al cabo en perjuicio de toda la sociedad cuando sea precisa la aportación de un radioaficionado.
De la radioafición se puede esperar, pues, que preste un servicio público en caso de necesidad, pero ese servicio sólo será posible si los operadores llamados a ejercerlo tienen los conocimientos apropiados, han podido entrenarse suficientemente en comunicaciones bajo condiciones de señal débil, sin sufrir interferencias perjudiciales, sin trabas o exigencias administrativas ilógicas o desproporcionadas y si mantienen sus equipos en condiciones para responder a esas eventuales necesidades.
Xavier Paradell. EA3ALV
*NOTA: Texto publicado en la editorial (Polarización Cero) de CQ Radio número 258, correspondiente al mes de julio de 2005.