Polarización Cero: CQ Radio
La radioafición y la clasificación de entidades: el caso de Kosovo
Aunque expresada genéricamente en el artículo 37.1 del vigente Reglamento, una regla no escrita pero que los “más viejos del lugar” hemos respetado siempre es la que dice que en radio no se debe hablar de política, religión o sexo y, en consecuencia, en sólo contadas ocasiones esa norma se ve transgredida. Es una regla prudente y durante años ha coadyudado a mantener una cierta calma en las “ruedas” locales o nacionales de las bandas. Menos evidente es esa contención en los foros de radio, donde cada vez más frecuentemente aparecen ramalazos de opinión y contraopinión sobre temas conflictivos, especialmente con trasfondo político o cultural.
La última cosecha sobre temas de radio con connotaciones políticas nos viene a raíz de que Kosovo sea considerada o no como entidad válida para concursos y diplomas de DX. Sobre ello se ha oído y leído de todo y situado en demasiadas ocasiones en los extremos: desde la oposición cerrada hasta la reclamación apasionada de su validez, y todo ello –frecuentemente– sin aportar razones de peso decisivo y con la sospecha de que bajo esas opiniones se esconden motivos políticos no confesados.
El que un territorio sea o no considerado “entidad” para un determinado concurso o diploma de DX, sea el DXCC, el EADX o el EUDX, depende solamente de la voluntad de los organizadores de ese concurso o diploma, sin otras consideraciones.
Bien es cierto que la mesa consultiva del DXCC, por ejemplo, ha tratado de establecer ciertas reglas para fijar las condiciones que debe reunir un territorio para ser considerado “entidad “ válida para su diploma aunque esas reglas, que muchas otras organizaciones adoptan para sus propios diplomas, han ido cambiando a lo largo de los años por razones de oportunidad.
La feroz oposición por parte de algunos a que Kosovo sea aceptado como entidad válida para los concursos y diplomas de radio parece ocultar unas razones políticas completamente fuera de lugar. En el propio territorio de España, por ejemplo, tenemos hasta tres entidades (Baleares, Canarias y Ceuta-Melilla) perfectamente “nuestras” y que están aceptadas como entidades separadas en la mayoría de diplomas, nacionales e internacionales, sin que a nadie se le haya ocurrido protestar por ello alegando oscuras motivaciones políticas. El caso del Reino Unido, con Gales, Escocia, las islas del Canal, Irlanda del Norte y multitud de islas bajo soberanía británica que tienen la consideración de entidad propia en radio, es otro ejemplo de la separación de conceptos políticos y de clasificación privada a efectos de concursos o diplomas.
Las autoridades de comunicaciones de Italia, Francia, Portugal y otros muchos países del mundo mantienen prefijos propios para porciones de su territorio de ultramar que se consideran entidades separadas de la metrópoli, sin que ello suscite recelos políticos de ningún género.
¿Dónde están, pues, los riesgos en aceptar que Kosovo sea una entidad separada de Serbia a efectos de distintivo de llamada? En todo caso, quienes podrían protestar y sentirse dolidos serían (y en efecto lo están) son los serbios y, ellos sí, por razones puramente políticas. La mezcla de política y comunicaciones de radioaficionado ha producido desde siempre pésimos resultados, especialmente para estos últimos, que han resultado ser la víctima propiciatoria de los excesos de celo territorial. Recordemos la lamentable regla de la ITU, aún vigente, que permite a una Administración de Telecomunicaciones prohibir a sus “súbditos” radioaficionados establecer contacto con países declarados “no amigos”.
Xavier Paradell, EA3ALV
*NOTA: Texto publicado en la editorial (Polarización cero) de CQ Radio número, 292 correspondiente a los meses de agosto y septiembre 2008.