Polarización Cero: CQ Radio
El avance de las nuevas tecnologías de la comunicación es imparable y los medios técnicos que tenemos ahora a nuestra disposición, así como los que están al llegar, empiezan a forzar el desplazamiento de modos y maneras de comunicar y transferir información que parecían casi inamovibles. A quienes “todo” lo aprendimos en los libros nos maravillan las facilidades que encontramos ahora, gracias a Internet y a los buscadores automáticos, para obtener información sobre casi cualquier tema y en el mundo periodístico, esa búsqueda sistemática en Internet que proporciona rápidamente material que de otra forma costaría horas y desplazamientos, amenaza con convertirse en un vicio a corregir.
Entre la comunidad de radioaficionados, la presencia de las nuevas tecnologías toma cada vez más importancia y son cada vez menos los aficionados que pueden prescindir de la “puerta al mundo” que supone su ordenador personal, como complemento a su radio y su antena. ¿Quién hubiera pensado, hace sólo diez años, que un diexista podría comprobar, casi en tiempo real, si sus QSO con una estación DX “estaban en el Log”?. Los concursos ya hace tiempo que aprovecharon esas tecnologías para acelerar la recepción de listas y la difusión de resultados. Las últimas expediciones DX están haciendo un uso extensivo de las facilidades que proporciona la Red para proporcionar información en tiempo real, despachar la petición de tarjetas, facilitar las transferencias monetarias de contribución y mantener un contacto fluido con sus corresponsales.
Todas estas facilidades, que suponen un paso decisivo en el progreso, descansan en una realidad tecnológica: la red mundial de comunicaciones y muy especialmente, en la red telefónica. Y éste es su punto débil. En los fuertes vendavales que sufrió recientemente el área de Barcelona, el alud de llamadas de los ciudadanos a los servicios de emergencia colapsó rápidamente las líneas telefónicas.
La primera reacción lógica del público ante una situación de riesgo, real o potencial, fue teclear el 112 (Emergencias); el gran número de llamadas simultáneas lo dejó no operativo, el ciudadano llamaba seguidamente al 080 (Bomberos) y ante la imposibilidad de lograr el enlace con ellos, pasaba al 082 (Policía municipal) y al 088 (Policía autonómica). El resultado fue el bloqueo total de esos servicios durante largo tiempo. La caída de líneas eléctricas y telefónicas contribuyó a aumentar la confusión y la incomunicación. Los alcaldes de muchas de las localidades afectadas se quejaron amargamente de la imposibilidad de coordinar los servicios de asistencia y de no haber recibido a tiempo avisos y consignas de actuación, que habrían podido paliar las consecuencias del temporal.
Los alcaldes son los jefes naturales del Servicio de Protección Civil en su ámbito, y ese servicio cuenta con una red de radio y cierto número de radioaficionados adscritos a esa red. Para un observador ajeno al problema, salta a la vista una ausencia notable: en ningún medio de comunicación se mencionó la actuación de radioaficionados y el uso de la Red de Emergencia Radio para reforzar las líneas habituales de comunicaciones. Suponemos que, naturalmente, la Red fue activada y que se operó según los protocolos establecidos, pero si esto se hizo, no trascendió y no fue noticia. En cualquier otro país (y no digamos ya en EE.UU.) una situación como la descrita habría ocasionado una movilización general de radioaficionados adscritos a los servicios de emergencia y algunas referencias a ello en los medios de comunicación. Entre nosotros, hubo un silencio absoluto cuando, de haber habido esa actuación, era una ocasión propicia para hacer llegar a la ciudadanía y a los poderes políticos que los radioaficionados somos un colectivo valioso que debe ser conservado.
Xavier Paradell, EA3ALV